srg paleta

Presentamos aquí un archivo de casos que despliegan el concepto de “paleta”: una serie de muestras o bases materiales que no tienen demasiada forma específica (no son partes, no están conformadas), pero que denotan cualidades muy precisas (colores, texturas, grados de transparencia, origen material, etc.) y que pueden aplicarse para construir una imagen, una pintura, un modelo tridimensional virtual, una construcción, etc.

Este concepto responde a la tradición pictórica, y refiere a la colección de pinturas disponibles en la paleta de un artista determinado, que sintetiza -como conjunto- su interés por ciertas agrupaciones cromáticas específicas. Una serie infinita o indefinida no constituye una paleta interesante: la cualidad relevante de la paleta es su selectividad, su forma de determinar un conjunto específico, y las cualidades emergentes de esa colección.

Así, por ejemplo, Le Corbusier publicó dos secuencias de policromías o cartas de colores: una serie de 43 colores pastel para producir papeles de revestir y otra de 20 colores más saturados, supuestamente destinados a terminaciones de pintura sobre hormigón o madera. Esas series redefinen una serie de colores que venían empleándose en obras ya realizadas, pero que ahora aparecen concebidos como conjunto específico, finito y disponible -como menú-, para su combinación: adjuntamos un artículo de José Luis Caivano precisando sus características.

Es frecuente que las compañías productoras de pinturas definan cartas de colores, que a su vez se sub-organicen conformando paletas, agrupadas con criterios específicos. Por ejemplo, podemos ver cómo la firma neozelandesa Aalto Colour define ciertas paletas retomando series cromáticas provenientes de la tradición maorí o a partir de muestras de paisajes históricos o geográficos claramente identificados (experiencias similares ha realizado la firma local Tersuave a partir de relevamientos realizados en el barrio de La Boca).

La categoría de paleta se emplea, por extensión, a las selecciones de colores que puedan realizarse, por ejemplo digitalmente, para construir una imagen o una serie de ellas. Así, el sitio web Colourlovers reúne colaboraciones de todo tipo de participantes para conformar y sugerir paletas de colores, que pueden ser accesibles para su uso desde la web. Algunas de ellas aparecen directamente referidas a obras de arte específicas, aproximándose analítica y digitalmente a la “paleta” del pintor. Asimismo, existen algunos programas disponibles para aplicar a dispositivos digitales, que extraen paletas específicas de cualquier imagen (como es el caso del “Pictaculous” para los IPhones).
En cualquier caso, la mayoría de los programas que operan con imágenes (desde el Paint o el Photoshop hasta el Autocad) presentan determinados procedimientos para seleccionar colores y eventualmente texturas (“hatches”) que en cada trabajo conforman paletas específicas. Sin embargo, los programas de construcción de modelos virtuales tridimensionales, como el 3D Studio, evidencian aún más que otros la necesidad de construir con precisa selectividad las paletas de materiales para los mejores resultados en la producción de imágenes de los modelos (“renderización”). A través de la programación de los grados de transparencia y brillo, las fuentes de colores, texturas y patrones y su justa combinación, el dibujante requiere un entendimiento muy afinado de las variables que determinan la forma en que visualmente cada material encuentra una expresión definida. Algunos de esos criterios aparecen sintetizados y simplificados para aplicaciones muy directas en las paletas de colores y materiales que se emplean en juegos electrónicos para las acciones constructivas (ver por ejemplo el Sims).

Dentro de los archivos de materiales (como en el Material Explorer del sitio web holandés Materia), podemos reconocer la construcción de series a partir de la combinación de variables: en este caso, el origen material (madera, vidrio, metal, etc.) con cualidades visuales como brillo y translucencia, con otras perceptivas como dureza u olor y otras estrictamente performativas como resistencia a los rayos ultravioletas o a la agresión química.

Proponemos trabajar entonces con la arquitectura, registrando y empleando paletas de materiales, análogamente a las de colores de la pintura: estas paletas, que se constituyen combinando argumentos técnicos y formales, nos interesarán por ahora fundamentalmente como la traducción gráfica de las cualidades visuales de los límites del espacio.

Es interesante reconocer en este sentido el frecuente uso, a modo de presentación de paletas, de los paneles de muestras (“sampleboards”, en inglés), para proyectar y convenir los distintos materiales en una obra, precisar la conveniencia de su combinación, ajustar sus terminaciones, etc. A veces esas paletas sólo pueden reconstruirse completamente a posteriori, una vez desarrollados procesos constructivos muy heterogéneos en el tiempo, y esos paneles son más bien registros retrospectivos de materiales, pero que pueden ser fundamentales para reflexionar y reenfocar los trabajos realizados en vistas a otros futuros, o para publicarlos y exponerlos para evidenciar ciertos intereses específicos, argumentar posiciones teóricas, etc.

La relevancia de esta forma de atención propuesta en esta etapa del taller parece radicar especialmente en que la arquitectura procede usualmente a través de una industria de la construcción hecha de componentes y formas de trabajo muy heterogéneos, que a través del proyecto establecen de manera muy singular sus relaciones específicas.

Los grados de semejanza y diferencia que se establezcan entre las distintas partes de una obra (en este caso, entre las cualidades aparentes de sus límites) son los principales instrumentos con los que cuenta el arquitecto para definir formas de unidad y de diversidad, nuevos sentidos de lugar y ajustes a situaciones contextuales, sentidos específicos de reflexionar sobre las formas de la técnica y las cualidades del habitar.

Roberto Lombardi.